¿Y si los autobuses echan los coches de Gran Vía y Castellana?

En Manhattan, ese trozo de tierra mundialmente conocido encajonado entre el East River y el río Hudson, hay varias calles que unen las dos orillas del islote neoyorquino. Lo seccionan de un extremo a otro, atravesando sus distritos a diferentes aturas, abriendo vías que un enjambre de conductores lo atraviesan diariamente. Un ejemplo es la calle 14, una arteria clave donde, hasta principios de este mes, una media de 21.000 vehículos rodaban por allí.

Este escenario cambió radicalmente el pasado jueves 3 de octubre. Ese día el Ayuntamiento de Nueva York decidió ‘expulsar’ a los coches y taxis y entregar sus la mayor parte de sus 3,4 kilómetros de asfalto a los autobuses públicos (y bicicletas) ante los augurios de caos y colapso de las calles aledañas.

Fuente: El confidelcial
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